Máscara de pestañina, fuera de aquí

Queridx blog, hoy tengo otra cosa que contarte. Y te lo cuento porque eres la única forma que tengo de expresar muchas ideas que no me atrevo con mi familia, mis amigxs o mis profesorxs. Solo podría decirlo a ciertas personas que miran como yo, que tienen mis mismos gestos, la misma forma de caminar, los mismos pensamientos que los demás juzgan.
—Y tú, ¿es que no te vas a maquillar nunca, loquita?

¿Por qué nos maquillamos? ¿Por qué debemos pasar esa “prueba social”? Es ridículo.

Ahora que lo pienso, siempre amé los viernes porque debíamos ir al colegio con sudadera. Dejábamos la obligación de la falda y los muslos desnudos para el terriblemente aburridor día lunes (Sí. Te odio, lunes). El viernes, con su pantalón ancho, con mis piernas cubiertas y solo mías, con el rostro sin maquillaje para que no estorbara en las pruebas de educación física. Ese día podía hacerle muecas a los estereotipos que tanto me aburren. 

Estereotipos: ¿Y qué si no quiero tener unos senos grandes y redondos que todos los manes del colegio miren descaradamente? ¿Y qué si no me da la gana que los labios me brillen y se vean carnosos? ¿Y qué si prefiero tapar mis piernas con un pantalón que andar subiéndome la falda, para que los demás vean lo bonitos que tengo mis muslos? Al carajo, es viernes y camino en sudadera, sin maquillaje.

—Nos maquillamos para vernos más bonitas.

¿Para vernos más bonitxs? ¿Quién se supone que define eso? Yo corría siempre a quitarme base, pestañina y labial con una toalla de papel en el lavamanos cada vez que tenía que maquillarme por algún evento de la familia. Era como quitarme una máscara. De eso hablo: de máscaras que usamos, del momento en que ves en el baño a otras niñas ponérselas y tú no quieres participar de eso.


Yo quiero que todos los días sean viernes y poder usar un pantalón muy ancho. De camino a casa, quiero sentirme libre, no femeninx.


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